Belleza en tu propia piel
La belleza florece cuando tu qi fluye: una armonía de mente, cuerpo y espíritu. Tu piel no es un lienzo que cubrir, sino un espejo de equilibrio interior. Olvídate de las comparaciones; acepta la sabiduría de que la luminosidad comienza con rituales de autohonor. Ya eres pleno, ya eres luminoso. Al igual que un loto que se eleva inmaculado, tu belleza es una estación en desarrollo, nutrida por la paciencia, no por la perfección.